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23 de noviembre de 2007

Sexo

Dos copas de vino tinto sobre la mesa, reflejan las trémulas llamas de las velas, y el brillo, trémulo también de miradas que empiezan a desconectar del mundo, y de la realidad.

Nuestras miradas, sí. Van más allá de la burbuja que supone el salón,... más allá de las paredes, más allá de la ropa, también. El oro líquido y rojo se abre paso tras besar la copa, y luego los labios ya de par en par para recibir su calor, y fluirnos dentro, y fundirse con la sangre, líquida y roja. Sangre dormida, que empieza ahora a desbocarse, y a golpearnos la razón, con fuerza, embriagando a las neuronas, que se agitan en frenesí sináptico.

Empieza la fiesta. Los sentidos florecen. Te miro, me miras. Te deseo, me deseas.
Te quiero, me deseas. Me quieres. Sí.

No recuerdo mi nombre, ni el estado de las cosas a mi alrededor. Mi conocimiento se vuelve "TÚ", mi cuerpo se vuelve "GANAS DE TÍ", mis manos a merced de tus movimientos, mis movimientos, a merced de tus manos. Te acercas, como un felino, urgente, pero seguro, excitante, pero en paz, conmigo y el universo, Dejamos que la naturaleza decida.

Y oímos su voz en la respiración, y en el ritmo orgásmico de los latidos que se encargan de oxigenar el amor, para que surja, otra vez, como cada noche en que caemos en brazos del sexo. Amor y sexo, pareja de locos que a veces no se entienden, pero que luchan por no separar sus manos, sus dedos, ni la identidad que los mueve. Seres sexuados, tu y yo, engarzados, como piezas perfectas de un puzzle imposible. Tu lengua, mis pechos, tus hombros, mis piernas, tu pubis, mi cuello ....

Te saboreo, te devoro, te doy la espalda, y aún te siento, dentro, muy dentro,... y vuelvo a tí, y te entregas a mis deseos, y te guío con las manos, te susurro, te beso, te grito en silencio, silencias mis ansias, a base de lluvia, que me empapa, por dentro, por fuera, el alma, y el cuerpo.

Es sexo, amor, amor, sexo... no hay más. Pero tan sublime que guía mi vida, y cada contoneo de mis caderas, en mi sentir de mujer, plena, tan bella como tú me haces sentir, máquina perfecta, cuando tú haces que funcione.

Tuya es mi energía necesaria, mía es tu energía, necesaria también, para el placer en cada cosa que emprendes... Dos copas ahora vacías, reflejan envidiosas , nuestro encuentro, porque sienten el olor y el sabor, de sábanas preñadas de vida que arropan el convite del alma que se alimenta del impulso de los miembros...

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