Julio Rivera es un veterano en este difícil oficio de la poesía, y lo demuestra no cuando hace gala de su brillante trayectoria y los numerosos éxitos que cuenta en su haber. sino conociéndole, leyéndole, asumiendo su grandeza.
Es así como se tiene la certeza de estar ante uno de los grandes, interiorizando sus versos cincelados, casi, como obras de arte de la palabra, en unos tiempos complicados, nada propicios para ir presumiendo de ser uno de los pocos poetas que sí lo son.
Conociendo a Julio hay que admirar sus pasos de forma obligada, y yendo más allá del cariño que se le profesa casi inmediatamente cuando él da su permiso para entrar en su mundo, salvando los obstáculos que te pone adrede, como pruebas que hay que superar para conquistar la fortaleza que protege su universo interior. Superadas las pruebas, hoy día, ya me puedo considerar afortunada pues él me cuenta entre sus amistades más sinceras, y el sentimiento es mutuo.
Y por ello, dejando a un lado la amistad y los favoritismos, me alegra tanto que un nuevo libro suyo vea la luz, y que lo haga precisamente en la editorial de otro gran amigo. Alegría doble, o triple, porque no siempre se tiene la oportunidad de difrutar de una leyenda viva de la poesía, de nuestras letras, y compartir un vino o unas sevillanas de su puño y letra.
No son cosas frecuentes, créanme.
Me satisface, me hace feliz, tener el honor de que Julio Rivera me regale unas letrillas, para que las cante en estos días de reposo obligado, y me reitero, el gran honor de formar parte también de su ilusión y su proyecto, aunque sea mínimamente.
No reseñaré la vida y obra de Julio Rivera, ya que Paco Lambea lo ha hecho mejor que yo en la magnífica entrevista que hoy ha publicado en su sección de Diario de Cádiz. Sólo recomendaré que si pueden, se acerquen esta tarde a El Puerto de Santa María, en la Bodega Las Siete Esquinas, (calle Jesús Nazareno 3, esquina Calle Los Bolos), a las ocho y media de la tarde, para disfrutar de un poeta, de unos versos, de una voz.
"De Barro en Carne Viva" se presentó en Cádiz la semana pasada, en el Ateneo Gaditano, de la mano del escritor José Ramón Ripoll, y contó en esta convocatoria con un puñado de amigos e interesados en su obra.
Pero un puñado nunca es suficiente para arropar a un gran autor. Por ello, esta tarde, en El Puerto, habrá un puñado, o dos, o tres, que aplaudirán el arte hecho poemas de Julio Rivera.
La semana que viene estará también en Jerez, con otra leyenda viva, otra enormísima de nuestras letras, Pilar Paz Pasamar. Hablaré más adelante de esta cita.
De momento, animo encarecidamente a asistir y a conocer este maravilloso libro.
A disfrutarlo.
Salud.
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