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2 de noviembre de 2011

Antonio Serrano Cueto

Conocí a Antonio en uno de los encuentros que organicé en el Parque Metropolitano de Los Toruños, en Valdelagrana en El Puerto de Santa María, y puedo afirmar (y es de las pocas veces) que la primera impresión que él me dejó no dista mucho del concepto que ahora, pasados unos tres años, sigo manteniendo: una buena persona, respetable erudito en lo suyo (profesor universitario de la rama de clásicas), selectivo con sus lecturas al igual que con sus amistades, un hombre amable y exquisitamente culto.
Él tuvo la deferencia de venir a unas humildes jornadas que una niñata como yo había montado, prácticamente sola, con los consabidos y asumidos errores y fallos, y además elogiar mi trabajo, reseñarlo en su blog, donde unos meses después publicaría un poema que me pidió.
Quiero pensar que se ha ido forjando, hasta hoy, una bonita amistad. Y en ello confío, ya que es una de las pocas personas que merecen que  una servidora les escuche los consejos literarios, a estas alturas de mi vida (corta) en esto de las letras.
Y he tenido a bien dedicar esta entrada a Antonio Serrano Cueto porque él es la demostración viva de que las prisas no llevan a nada, y que en cuestiones de publicar y publicar bien, nada sirve la ansiedad ni la desesperación por ver editada una obra de cualquier manera.
Como él mismo dice, aunque yo no lo comparto, ha llegado relativamente tarde a engrosar los catálogos editoriales de empresas como Paréntesis o Isla de Siltolá por ejemplo. Pero nunca es tarde si la dicha es buena. Y si la dicha se traduce en creaciones de calidad, bienvenida sea.
Por eso, aunque no lo he leído aún (ya que está recién nacido), tengo la osadía bienintencionada de recomendar lo nuevo de mi amigo Zona de Incertidumbre (Ed. Paréntesis, 2011). Es garantía de éxito seguro.
Alegrándome por él y por mis buenos amigos, admirándolos, consigo exorcizar mis ansiedades y mis desesperaciones por escribir más y mejor.  Leyendo buenos libros conseguiré aplacar las prisas, pues siempre son malas consejeras.



1 comentario:

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Muchas gracias, Charo, por tus amables palabras. Has logrado que me emocione. Espero que el libro esté a la altura de tus elogios. Un fuerte abrazo.