Vistas de página en total

15 de enero de 2008

Supermodelo.... denigrante.

Apenas veo la televisión, pero he de confesar que me he dejado enganchar por Sé Lo Que Hicísteis de La Sexta, y a diario me siento un rato después de comer a reirme un rato.
Este programa se nutre de fragmentos de otros espacios televisivos donde han ocurrido episodios más o menos anecdóticos o curiosos desde el punto de vista humorístico.
Pues bien, en el programa de hoy he observado unos vídeos alusivos a otro espacio, denigrante en mi opinión, como es Supermodelo.
En el vídeo se veía a una chica que no aceptaba el "estilo" del trato que se les daba a las concursantes y candidatas a maniquíes.
La chica en cuestión sale contestataria y demuestra no ser de cera ni caucho. En definitiva, se hace oir, ante la mirada atónita de los soplagaitas, con perdón, de los que componen el jurado, los cuales están interpretando su "papel" de dictadores de la moda, mujerzuelas frívolas que más recuerdan a la señorita Rotenmeyer tras pasar por el taller de reparación, diseñadores maricas (que me perdonen los homosexuales y los artistas, pero este tipo de elementos dejan al colectivo a la altura de una alpargata, y no de diseño precisamente)y otros esperpentos sin decencia alguna...
Sin entrar a defender ni lapidar a nadie, me limitaré a dar mi opinión sobre la bazofia que consumimos en materia de televisión, donde unos guionistas plasman, a las órdenes del márketing atroz, sus más perversas intenciones en un formato de programa que debería estar penado por ley.
Resulta indignante, en estos tiempos donde tanto "género" se diluye en ríos de tinta hablando de una violencia sexista (eso es otro tema), y donde tantos feminismos feroces se hacen oir entre el caos imperante, que un concurso tenga su base fundamental en cumplir "el sueño" de unas cuantas niñas escuálidas que lloran, y vomitan la vida, por llegar a ser "megamodelos"...
Pero, supermodelos, ¿de qué?.
No precisamente de solvencia, inteligencia, cultura y preparación. Más bien de todo lo contrario.
Y personalmente me resulta indignante comprobar cómo las mujeres, con todo lo que históricamente hemos luchado, no hemos conseguido todo lo que se suponía que deberíamos haber logrado llegado a este punto, y encontrándonos en pleno siglo XXI.
Que el sueño dorado de unas cuantas jovencitas sea el ser ofendidas, humilladas y juzgadas por su estatura, su estilo al caminar o sus uñas me parece no sólo ridículo, sino insultante.
Es ofensivo que aún hoy día las mujeres tengamos que demostrar, seguir demostrando hasta límites insospechados, que no sólo somos inteligentes, sobradamente preparadas, cultas, válidas y valiosas, sino que además tenemo buenas tetas, se nos exige tener un buen culo, no tenemos michelines, y las arrugas... ¿qué es eso?, y por no hablar de la ley de la gravedad... eso no va con nosotras, no debe ir con nosotras, para ser "visibles" al mundo... una pena.
Ya está bien de tener que demostrar que estamos más allá de los clichés, que no por llevar mechas, somos idiotas o no conocemos a Nietzsche, o no sabemos invertir en bolsa y a la vez preparar un potaje de garbanzos.
Los medios de comunicación en su vertiente de "entretenimiento" son, en muy buena parte, culpables de este cacao mental imperante, que roza lo absurdamente peligroso, y cuyos márgenes se diluyen.
Las chicas de hoy (lo veo a diario en mis alumnas) no saben muy bien donde están, ni qué quieren, si tienen que elegir entre ser guapas o ser algo en la vida, y no por no serlo han de abandonar su imagen o dejarse morir, o encerrarse en un convento.
Se puede ser guapa, claro que sí, y vestir a la moda, por supuesto, puede una cuidarse por salud, para no padecer obesidad mórbida por gusto, rotundamente SÍ, pero de ahí a intentar ser todas supermodelos o beyoncés... hay bastante distancia.
Y se puede no ser guapa, ni tener la estatura que exige Globomedia para sus castings perversos, ni es necesario presentarse a diosa del carnaval del pueblo, ni a miss, ni a ningún otro mercado de carne humillante, para ser PRECIOSA, una persona íntegra y muy mujer. Y si me da la gana me pongo extensiones en el...
Sin duda ya no tenemos ningún dictador vivo, que nos oprima en esta sociedad actual, pero sufrimos de muchas pequeñas dictaduras subliminales que pueden igualmente acabar con nosotros en masa. Tan solo hay que abrir los ojos, y ser LIBRES.
Hoy día los prejuicios, y la opinión de los demás, son la mayor mordaza a los derechos y las libertades que podamos imaginar, y la falta de respeto al prójimo llega a momentos desesperantes y casi siempre a través de la televisión en programas destinados para jóvenes, que serán la sociedad del futuro.



4 comentarios:

Ariadna dijo...

mortel tu foto jeje. oye que yo pongo el video y no se ve, como lo hago :(

muakkkkkkkkkkkks

Anónimo dijo...

Hola! Soy Enrique y bueno estuve aquí echando un vistazo al artículo de nuestra amiga Chari. Ante todo decir que los videos no tienen desperdicio. Es un fastitidio el tener que ir como quieres que vayas, cosa que no debería ocurrir. Lamentablemente aún hoy dia existen, ya no sólo progamitas cutres como Supermodelo, sino empresas u otro tipo de organismos actuales que te exigen ir de una manera o de otra... Como muy bien dice Chari, estamos en el siglo XXI y nadie, ya sea del género masculino o femenino, debería aguantar eso. Yo por mi parte contribuyo a ir como me da la gana y a seguir dejándome el pelo tan largo que me llegue hasta el...je,je!En fin, como se dice aqui en "Cai" pa darle envida a los calvos, asuskikiiii! Bueno un beso a esta prometedora gran artista en el arte de la estilográfica. Saludos a todos/as!

Anónimo dijo...

Hace años, dijo el poeta Pasolini: "El fascismo basaba su poder en la iglesia y el ejército, que no son nada comparados con la televisión". Por desgracia, cuando tanto poder recae en manos inapropiadas (y aquí acaso cabría preguntarse si en verdad existen manos que no lo sean), ocurren fenómenos como, por ejemplo, la programación televisiva actual. En concursos como el que mencionas, el valor que más cotiza es la sumisión; en otro tipo de programas, la estupidez se convierte en un hecho simpético, la falta de educación en una virtud, la mentira en moneda de uso corriente... No es menester abundar en ejemplos, que si así hiciéramos bien podríamos llenar incontables cuadernos. Es necesaria una revolución ideológica, pero esta España de hoy, tan parecida en el fondo a aquella otra que tanto dolió a Machado en su día, no es proclive a revoluciones. Hay pan y hay circo. No precisa nada más.
Mi felicitación por el post.
Un cybervagante.

Rosario Troncoso dijo...

Mil gracias a Nayeli, Conan y a tí, anónimo, que me has dejado pasmada con tu estilo con la pluma....
Besazos "no sumisos".