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8 de junio de 2008

ROMEO Y JULIETA

Sin duda, el clásico entre los clásicos, la obra universal de William Shakespeare.
Siendo pequeña me impactó la versión fiel del texto del genial inglés, que fue llevado a la gran pantalla por Franco Zeffirelli.
La fuerza del cine me ha impulsado a acercarme a la lectura de muchas obras. Y una de ellas fue "Romeo y Julieta".
Me enfrenté a sus hojas con pasión, con entusiasmo, con nerviosismo. Terminé mi libro "nuevo" en una semana, e hice mía una de las joyas de la literatura de todos los tiempos. Y mis días de desasosiego lector estuvieron aderezados por el recuerdo de una banda sonora maravillosa, que ilustraba mis sueños pre-adolescentes.
Sin duda es una buena manera de sumergirse en la lectura, a través del cine.
Bien es cierto, que leer a priori una obra, para luego, si se tiene ocasión verla hecha película, contribuye a conformar un universo propio, un imaginario de seres, sensaciones y mixtura de sentimientos que si se ven en la pantalla quizás pierdan la atmósfera de misterio que tan solo otorga la intimidad y la privacidad de la fantasía.
Pero en el caso de películas, como por ejemplo, la que filmó en 1968 el maestro Zeffirelli, incitan a recrear escenarios reales, transportándonos al mismísimo Verona del siglo XIV.
Hoy la he recordado, y hoy voy a asomarme a mi viejo VHS a disfrutar de una de las historias de amor más bellas y desgarradoras de todos los tiempos.
Va por tí, sir William.

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