Porque necesito ponerle palabras a mi necesidad de amor, a mis miedos, mis complejos, mis euforias, mis orgasmos, mis pasos torpes, mis buenas decisiones, mis días grises y mis noches plenas. Escribo para que me entiendan. Escribo para que me quieran intensamente. Y para que me odien, más intensamente aún.
Odio las medias tintas. Y las ambigüedades.
Escribo lo que quiero y como quiero. Si en algo me siento libre, es en mi poesía.
Escribo lo que quiero y como quiero. Si en algo me siento libre, es en mi poesía.
Y por ahora, nadie ha venido a detenerme.
Me declaro culpable de manipular las palabras, exprimiéndolas hasta el límite. Y así soy feliz.
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