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4 de agosto de 2010

Calor y poesía

Quizás lo más refrescante para estos calurosísimos días es quedarse en remojo, ya sea en la playa, la piscina o bien buscando un sombrajo a cuyo amor refugiarse para que no se reblandezca la masa gris, evitando así que nuestras conexiones sinápticas deriven en cortocircuitos.
Pero unos pocos, aunque cada vez somos menos pocos y más locos, buscamos otra forma de refrescarnos, abriendo los sentidos a la lectura, en esas horas muertas de arena y siesta, y expandiendo la existencia al aroma de un buen recital poético, dejándonos mecer por las palabras, propias y ajenas.
Es esto lo que ha ocurrido y ocurre, y seguirá ocurriendo en estos próximos días, en los alrededores.
Los ecos llegan de Jerez, de Chipiona, de Prado del Rey, de Alcaudete, de Sevilla, de Oviedo...
Sumamos y seguimos.
Y la poesía está viva, quiere estar, y ponemos de nuestra parte para que así sea, más que nunca.
Una servidora no puede, aunque quiere, tener el don de la ubicuidad, y es que ese arte se lo dejamos al gran Juan José Téllez, una cualidad bien descrita por nuestra Josefa Parra en la magistral presentación de Grandes Superficies en Jerez, el pasado 8 de julio, o el mismo Felipe Benítez Reyes en el genial prólogo de este mismo libro.
Por eso no puedo estar en todos sitios, me falta pericia y experiencia.
Pero estoy ahí donde me invitan, y sólo pido a cambio buena compañía y un rato de intercambio de justa amistad y enriquecimiento personal.
A veces cae una copita o un canapé aquí o allá, pero casi siempre me lo pierdo, ya que prefiero imbuirme en cualquier conversación nutritiva, y es de mala educación hablar con la boca llena...
El lujo es poder escuchar, es poder aprender, de todo y de todos, y esta experiencia va más allá del lucimiento vanidoso de la poesía propia. Pero esa vanidad es un vestido cuya cremallera no cierra bien, ya que quien me conoce sabe que sigo siendo la misma insegura de siempre, y que el miedo me asalta en cada ocasión que he de desnudar mi interior para darle voz a mis versos. Quien sabe de mis temores los reconoce en mis gestos.
Pero visto lo visto, y vivido lo vivido estos días habré de quedarme, y estoy muy agradecida por ello, con los momentos inolvidables.
Gracias a mis admirados poetas y amigos, Dolors, Domingo, Pepa, David, Paco, Chencho,...
Salud.

5 comentarios:

trovador errante dijo...

Buenas vacaciones y mucha poesía.
Un abrazo,
Kike

veronica pedemonte dijo...

Los ecos también llegan de El Puerto y estás invitada, a ir mañana o a participar en próximas ocasiones.

Buen Verano.



http://tertulialiterariadeelpuerto.blogspot.com/

Enrique Gracia Trinidad (EGT) dijo...

La poesía se lleva bien con el verano, con el dolce fare niente, con el silencio refrescante de las noches, con la tertulia de atardecer entre amigos y colegas.
UNo no puede estar en todos los sitios pero se alegra porque en cualquier parte haya amigos alrededor de un verso.
En este blog me encientro bien porque es como mi casa. No en vano firmo algunos dibujos como "Gato", soy gato por ser madrileño y uno de mis libro lleva el nombre de "Sin noticias de Gato de Ursaria" (Visor, 2005) que es uno de mis heterónimos como algunos saben. (Gato= nos llaman a los de Madrid, Ursaria es uno de los nombres legendarios de esta ciudad "tierra de osos")
Así que me encanta maullar en el tejado de este extraordinario ático. Miau.

Anónimo dijo...

To be a upright human being is to procure a make of openness to the mankind, an skill to group undeterminable things beyond your own control, that can govern you to be shattered in hugely outermost circumstances for which you were not to blame. That says something uncommonly impressive with the condition of the principled compulsion: that it is based on a trust in the up in the air and on a willingness to be exposed; it's based on being more like a shop than like a treasure, something kind of dainty, but whose very precise attractiveness is inseparable from that fragility.

Anónimo dijo...

Advice in old age is foolish; for what can be more absurd than to increase our provisions for the road the nearer we approach to our journey's end.
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