Hacer de la poesía, y de un libro en concreto, una catarsis personal es sumamente peligroso.
Y aún lo es más cuando quedan al aire las heridas, aún frescas, de vivencias rotas, decepciones en los ojos y la sangre de la propia vida en las manos. Por eso no es muy recomendable esta práctica, a no ser que quien la lleve a cabo sea Carmen Moreno.
Una poeta sólida, valiente, cuya capacidad no deja nunca de sorprendernos.
Su oficio poético late, más vivo que nunca, en su último trabajo Cuando Dios se Equivoca (EH Editores, 2010), y los poetas malditos la bendicen, ungiendo su alma con la técnica más depurada para describir el dolor, ahí donde huye la fe bien lejos, y el desvalimiento se impone.
Sus versos son firmes sentencias de vida y de muerte, de extrema lucidez y cordura en el mar confuso de los tiempos actuales, en que nadie comprende a nadie, y en el que los males del cuerpo y de la mente no caben en ningún sitio, y somos seres a la deriva, descreídos fanáticos de un bienestar ficticio, negando a un Dios de pantomima que no es capaz de sostenerse.
Carmen mira a los ojos a la angustia, convierte sus ruinas, sus cenizas, en azote de palabras para removernos la conciencia, y descubrir miserias detrás del engaño:
(...) yo camino por las ruinas
de las palabras escritas
conozco a una mujer
que llena las páginas
con esos silencios míos
que transporta todo el dolor. (...)
Es capaz de exorcizar sus propios fantasmas, convirtiendo las pesadillas en materia moldeable entre sus dedos, cuyo resultado es una poética propia, personalísima, distinta a lo que se viene haciendo hoy día en las letras actuales. Por eso es grande el impacto de sus imágenes en la retina de quienes la leemos con entusiasmo.
Cómo hago
para que la cordura
se siente a la mesa
conmigo
y me devuelva
a la que fui (...)
Carmen Moreno ya no es una poeta emergente, sino una voz consagrada, que bebe de fuentes ricas y diversas, como el poeta alemán Hölderlin, o Leopoldo Panero, quienes alumbran su camino para lograr, de una manera más perfecta si cabe, todos sus objetivos.
Cuando Dios se Equivoca es toda una apuesta personal, un libro de preguntas, de respuestas y de reproches: una perspectiva nihilista del mundo y sus paradojas más absurdas, donde la poeta escarba en la angustia, en la soledad, en el miedo,...
Pero a pesar de ser más oscuro, alejado de aquello a lo que la autora nos tiene acostumbrados, para bucear en un nuevo universo, no es una osadía afirmar que este libro encierra una extraordinaria belleza, la que habita en lo auténtico, la que se aleja del barroquismo engolado de los poetas que no lo son, la extraña belleza de las heridas.
Más sobre Carmen Moreno:
En Conocer al Autor (muy interesante, para escuchar y ver a Carmen Moreno).
Blog literario Letratlántica
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