Riesgo de bacanal, esta noche.
Selene, pérfida y radiante,
sale a mi encuentro.
Y me influye, lo asumo.
La siento en cada pliegue
de piel que me cubre el espíritu.
El deseo desborda sus límites,
anegándome los poros.
Su hipnótico poder,
mengua el entendimiento
provoca altas mareas de lujuria
y se embebe mi cuerpo
en su lengua salobre.
Aúlla el viento, gime el mar
entre excitados remolinos.
Nocturna bruja.
Me prepara y me abre,
Allanándote el camino,
Y que vengas, y me tengas,
y me impregnes.
Si lo ignorabas, ya lo sabes.
Ocurre todos los meses.
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