Por razones de salud, no pude acompañarle en cuerpo pero sí en alma, y Víctor me prestó la voz, para dedicarle estas palabras desde la más honda admiración:
"Afirmo, no sólo desde la amistad que a él me une, sino desde el conocimiento profundo de su obra, que nos encontramos ante uno de los poetas más brillantes del panorama literario español. Y no es osadía tal afirmación sino la constatación de una realidad que a medida que una se pasea por las páginas de sus libros se va descubriendo.
Luis García Gil es un autor cuya impecable trayectoria sorprende por su juventud, y por la calidad en todas y cada una de las tareas que emprende. Será que pone en todo el corazón, sin reservas.
En Luis habita un poeta antiguo, una vieja lírica colmada de influencias que engrandecen sus versos, cuando intuimos a Bécquer, Baudalaire, o Gil de Biedma, por mencionar algunos ejemplos del rico universo personal de Luis García Gil, de su amplio imaginario de lecturas. En su poética homenajea a los clásicos, modernizándolos, y sus fuentes y su experiencia confluyen en una voz poética propia, una gran voz, sin fecha de caducidad, que no está sujeta a modas o tendencias efímeras, un personalísimo arte literario perdurable en el tiempo, y esta nueva entrega, Al Cerrar los Ojos es buena muestra de ello.
Un libro elegante en su forma y sublime en su contenido, impregnado de verdad, en que las bien hiladas palabras prenden la luz interior de quienes se dejan querer por la poesía inconfundible de Luis, y se sabe, se tiene la certeza, de que la buena poesía, la poesía eterna, está entre nosotros, y evocamos nombres como el de Luis Rosales, y sentimos al gran José Manuel García Gómez entre las sílabas de este delicioso puñado de poemas de Luis García Gil, heredero de la belleza y el amor por la literatura, la música, el arte, que nos salva del desvalimiento, para traernos la paz de sabernos protegidos y salvados por la sensibilidad más exquisita.
En Luis García Gil nos encontramos con una poesía de alto nivel, alta poesía para paladares exquisitos, digna de saborearse íntimamente, asumiendo su cuidada técnica, dejándose acariciar por los sentimientos más puros y más universales al amor de un lenguaje esculpido para acariciar los sentidos.
Aunque a veces las caricias sean violentas, y lleguen a herir escarbando justo ahí donde duele la vida, donde la muerte te vé, donde la muerte te mira a los ojos…
Pero Luis, con una suerte de malabarismo mágico, la engaña, fingiendo el sueño, no para huir, sino para enfrentarla, pasando por encima de ella, cerrando los ojos para abrir más que nunca la mirada al mundo:
ataviarse de sueño mientras llega
el olvido a enterrar los recuerdos. (…)
Para Luis García Gil no es necesario demostrar nada.
Es poeta, siente poeta, vive poeta. Y así se enfrenta al mundo, valientemente, con las manos llenas de experiencias que convertir en verso vivo, en crónica de lo que siente.
Como alquimista de palabras, construye velas con su desvalimiento para afrontar un viaje incierto por aguas que no son siempre navegables, con vientos que no son siempre favorables, soñando siempre con playas que conoce, con playas que le conocen y que le añoran, y le abren los brazos. Y encuentra su rumbo, en una ensoñación contínua, doliente unas veces, iniciática otras, pero siempre resultando clarificadora.
la lluvia en los cristales y el destino
de un viajero sin rumbo, a la deriva.
Te contemplo con ojos desvalidos
y pienso que tu playa es lejana,
lejana e irreal, como el sueño.
Luis García Gil, en este libro, y en toda su poesía, nos da una lección desde la humilidad de quien sólo ambiciona comunicar, llegar a todo aquel que se muestre receptivo, emocionar y hacer temblar los cimientos de quienes aún no se han atrevido a ver, a enfrentarse de frente con la poesía: una placentera batalla que merece la pena.
Conocer a Luis García Gil, es admirarle y quererle de forma inmediata, por su encantadora forma de ser, por su forma exquisita de cuidar a sus amistades, por sus detalles, por su forma de demostrar el cariño y su deliciosa forma de ser y entender la vida. Por su buen hacer, se le aprecia. Y por su poesía, por su literatura, por su genial obra, para la posteridad.
No me extenderé más en escudriñar y hacer comentarios textuales acerca de unos versos que tendrán ustedes a bien descubrir en este libro que hoy se presenta.
Un libro que siento como parte de mi, también, por haberlo visto nacer y crecer, por haberlo acunado entre mis brazos, por haberlo vivido intensamente, y por seguir disfrutando de él. Porque sus versos me acompañan si me siento sola…
Gracias Luis por confiar en mi en este proyecto tan maravilloso, gracias por ser un poeta, un autor tan completo, del que aprender tanto. Es un sueño para mi, y un honor, el presentarte yo a ti, en este día especial para la poesía en Cádiz.
Luis García Gil, poeta de Cádiz, filántropo y humanista diletante, melómano sin remedio, buena gente, persona excepcional.He aquí su obra última. Que la poesía te acompañe siempre, y que el viento de la vida te bailen tangos (o tanguillos), por las calles de Cádiz, y que tu obra surja, para siempre, en medio de las olas".
Portada interior.
Víctor Alija, editor de CVA Ediciones, y el poeta Luis García Gil, en el Baluarte de La Candelaria, durante la presentación de Al Cerrar Los Ojos.
El libro ya se encuentra a la venta en las mejores librerías, como Manuel de Falla (Plaza de Mina en Cádiz), por ejemplo.
Para más información, contactar para pedidos directamente con la editorial:
3 comentarios:
Gracias, Charo, por regalarme ese texto tan maravilloso y por tu amistad sincera. Espero que estés mejorcita. Besos y versos.
Simplemente quería decirte que tengo insomnio. No, no era eso. Que me ha gustado el texto, que me ha gustado el blog. Que lo añado a mis enlaces porque creo que merece la alegría.
To be a upright benign being is to have a philanthropic of openness to the far-out, an skill to group unsure things beyond your own control, that can lead you to be shattered in uncommonly exceptionally circumstances on which you were not to blame. That says something very weighty about the condition of the righteous passion: that it is based on a trust in the fitful and on a willingness to be exposed; it's based on being more like a spy than like a jewel, something somewhat fragile, but whose mere item handsomeness is inseparable from that fragility.
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