Ha pasado la vida, de boca en boca, entre silencios ruidosos...

Han pasado los años, pero aún no se han sellado las ranuras por las que de vez en cuando se cuela la misma luz de entonces, la que impregnaba la existencia de arena húmeda, y le traía fotos viejas de manos entrelazadas y fugaces frente al faro.

Ella no quiere lavar los recuerdos, por si se disipa el olor a deseo, por si acaso la inercia de la existencia tira fuerte de sus caderas y de sus pasos, desdibujando de su vientre el perfil de su sombra, la huella de sus labios, y se le pierde su tacto en un oleaje de viviencias vacías y hombres de humo.

Han pasado los días, y otras camas, y otros brazos, eternos.

Ha pasado la vida, de boca en boca, entre silencios ruidosos que desoyen el sueño, su sueño, de volver a su piel, para ir a morir a la playa de su sonrisa.



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