Por los niños y niñas de El Sahel y de todos los lugares de nuestro
mundo donde no hay sitio para ellos.
Son tus pies pequeños en el barro húmedo,
en los restos de tu origen y el mío
lo que queda de todos y de todo:
los cimientos nuevos sobre las ruinas.
NANA DE AGUA
Te miré, como siempre, desde arribapasar en brazos del desierto.
Que una nana de agua acunó
el hueco mínimo que hoy dejas
en esta agria tierra hecha de huesos.
Siempre fue más fácil soñar
que no existe ya dolor de hambre
que te arranque de tu
juego infinito,
que los ángeles ya no llevan niños
antes de tiempo,
entre las manos.
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