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14 de abril de 2014

Sin prisa

Antonio Rivero Taravillo comentaba ayer  algo acerca del trabajo que supone preparar un nuevo libro de poemas, separando del resto aquellos que son más flojos. Mi admirado autor compara el ir estudiando el conjunto, y eliminando aquellos poemas que se caen de forma natural, con comer pescado, apartando las espinas.
Es cierto que, como las espinas, algunos poemas pinchan, se atragantan, y forzar las tragaderas con pan, no es buena idea.
Comparto la inquietud con él. por encontrarme en la misma fase.
Y es buena la sensación que tengo, a pesar de que la exhaustiva selección sea lo más desagradable y difícil del proceso en mi opinión.
Yo ya no tengo tanta prisa por publicar. Se me fue, con el tiempo, y también con cierta ingenuidad alegre, esa ansiedad por acumular libros con mi nombre en la portada en las estanterías que llenan mi ego. Ya no. ¿Para qué?
De hecho, este parón de meses debido a mi convalecencia me ha servido para ordenarme por dentro.
No necesito correr, ni estar en el candelero, ni provocar envidias, ni estar en boca de gente estúpida que no me conoce (aunque eso nada tiene que ver con nada, la gente estúpida lo es, se publique deprisa o no).
No necesito el éxito, y el hecho de reconocerlo me hace sentir muy extraña. Pero cómoda.
Algo de los medicamentos que he tomado, o la fiebre prolongada, o el dolor. No lo sé. Pero algo ha debido ser la causa de esta extraña mutación que me hace querer estar dentro, muy dentro, y huir de lo de fuera.
He crecido de golpe. Envejecer, quizá, sea la palabra. 
También lo veo en el espejo. Pero no está nada mal.

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A veces, estoy sola en casa. Completamente sola.
Pero siempre hay una niña pequeña y desconocida, mirándome desde la escalera.

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Desmontar toda tu estructura de mondadientes.
Verte los huesos. Arrancarte de dentro, todo lo mío.
Irme llena a rebosar de tu vacío.





1 comentario:

impersonem dijo...

Sin prisa pero sin pausa se avanza bastante...

Es difícil desechar poemas, todos reflejan instantes de mejor o de peor forma... nacen del alma y segregar unos de los otros no es fácil.